La meditación es la práctica de la atención consciente con todo lo complicado que conlleva esa atención. La atención ha de ir dirigida a nuestra respiración, a nuestra postura y a observar nuestro cuerpo. Estar en una atención consciente es no hacer predicciones, ni juicios ni proyecciones constantes que nos alejan de la Vida y de este preciso momento.
Experimenta estar presente de verdad y a escuchar de verdad. No aquello que piensas, no aquello que te atraviesa, no aquello que te molesta, no aquello que te pica, sino a estar en silencio, a callarte y a no moverte.
Sentarte en silencio y callar es un gesto y una forma distinta de estar en el mundo, contigo y con el resto. En za-zen deja de lado todas las actividades, físicas y mentales, y experimenta la intimidad con la Vida. Crea tus condiciones propicias para renunciar al estricto y esclavo control de tu mapa mental y ábrete a la posibilidad de percibir las cosas tal y como son.
Cuando estés en el simple acto de quedarte quieto podrás entregarte a la práctica. Estoy en el gesto de estar sentada y de descubrirme desde otro lugar. ¡No hay capacidad de mantener la atención! Vivimos en lo instantáneo, pendientes de lo de fuera y de que se produzcan las cosas. ¡YA!
Vivimos en la mente y hemos dejado de vivir en el cuerpo que somos, un cuerpo que muchas veces sólo experimentamos para mostrarlo como un elemento de seducción, de aprobación, de admiración, pero que no habitamos. Hemos de aprender a habitar nuestro cuerpo y recuperar la mirada profunda e interior, para dejar de ser esclavos del reconocimiento externo y la aprobación propia. Hemos de atrevernos a vivir la experiencia de cada sentada y arriesgarnos a sentir, a estar presentes y a descubrir la verdadera naturaleza de la meditación.
Comments