La Terapia Humanista parte de una visión integral de la persona, entendida como un ser en constante desarrollo y con la capacidad de transformar su propia vida. Desde un enfoque humanista e integrador, esta modalidad busca acompañar a cada individuo en la comprensión de su experiencia vital, promoviendo la autenticidad, la responsabilidad personal y la conexión con los propios valores.
Se centra especialmente en la gestión de las emociones, en el acompañamiento de procesos de pérdida y duelo, así como en aspectos relacionados con la migración, el género y el desarrollo vital, ayudando a transitar momentos de cambio, separación o transformación personal. A través del trabajo terapéutico, se favorece la aceptación de lo vivido, la elaboración del dolor y la apertura hacia nuevas formas de estar en el mundo.
La relación terapéutica se basa en la escucha profunda, la empatía y la autenticidad, ofreciendo un espacio seguro donde poder explorar libremente las emociones, necesidades y significados que dan forma a la existencia.
El objetivo es que la persona recupere el contacto con su propio centro y pueda vivir de manera más consciente, libre y plena, desarrollando su capacidad de elección y de encuentro genuino con los demás.

