- Eva Rodríguez Renom
El sufrimiento viene dado muchas veces por recuerdos traumáticos e insoportables. Cada nueva experiencia o acontecimiento vivido está contaminado por el pasado.
No podemos cambiar lo que sucedió, pero sí podemos crear espacios emocionales seguros desde los que enfrentar esos recuerdos y romper el ciclo de repetición.
El primer paso hacia una vida más plena y segura es aprender a identificar, sentir y nombrar lo que ocurre en nuestro interior. Reconocer nuestras emociones y ponerles palabras es un acto profundo de autocomprensión.
Otro paso crucial es integrar el cuerpo en el proceso terapéutico. Es necesario enseñarle a nuestro organismo que aquello que nos hirió, ya pertenece al pasado. A través de un trabajo consciente y sereno con los pensamientos, emociones y sensaciones corporales, es posible desactivar las respuestas automáticas que quedaron grabadas en nuestro cerebro emocional.
El cuerpo no olvida

¿Cuántas veces recurrimos a la mente para ocultar lo que nos sucede? Sin embargo, lo que intentamos reprimir se manifiesta en el cuerpo, que recuerda y expresa lo que aún no hemos resuelto. ¿Qué dice tu cuerpo?
El consumo elevado de medicamentos, el mal uso y abuso de las drogas, comportamientos autolesivos y el exceso de carga laboral ocultan temporalmente las sensaciones y los sentimientos insoportables, pero nuestro cuerpo tiene memoria y sigue llevando la cuenta.
El proceso terapéutico es verdaderamente transformador cuando logramos liberarnos del pasado, no mientras seguimos atrapados en él. Cerrarse al dolor implica también cerrarse a las fuentes de placer y de alegría vital.
Vivir en el presente
Debemos aprender a habitar el presente. Observar y tolerar nuestras reacciones físicas nos permite revisar el pasado de manera segura. La capacidad de sentirnos seguras en compañía de otras personas es esencial para construir una vida plena y con sentido.
En este camino, la autoconciencia corporal es una herramienta poderosa. Nos ayuda a liberarnos de la tiranía del pasado y a mirar nuestro cuerpo con curiosidad y aceptación, en lugar de con miedo.
Este es el camino para volver a ser dueñas de nuestra vida, con autenticidad y libertad.