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Terapias combinadas para una Vida Plena
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Este lunes, 5 de mayo de 2025, Vida Plena crece y se expande para brindar un mejor servicio a las personas que nos consultan. Un nuevo espacio multiusos, que puede servir como escenario de sesiones de psicoterapia y Leibterapia, y también acoger grupos de meditación zen, viene a sumarse a las dos consultas ya existentes desde el año 2018.


Se trata de un espacio amplio y luminoso, de unos 50 metros cuadrados, cálido y acogedor, para que las personas que confían en nosotras se sientan aún más cómodas durante sus visitas.


Este nuevo recinto, además de acoger sesiones individuales o de pareja de quienes solicitan psicoterapia o psicoanálisis, recibirá a quienes forman parte de los grupos de meditación zen. En la actualidad, se trata del grupo que coordina Eva Rodríguez Renom, y que tiene lugar los jueves de 8:00 a 9:00.


Sala de meditación
Sala de meditación
Nuevo espacio multiusos en Vida Plena.
Una vista del nuevo espacio multiusos de Vida Plena.

  • Foto del escritor: Eva Rodríguez Renom
    Eva Rodríguez Renom

Nuestro cuerpo también habla y expresa, en un registro distinto al de la palabra, lo que somos. Cada gesto, postura y sensación física refleja nuestro estado emocional y mental, a menudo de forma más elocuente que las palabras. Esta comunicación no verbal es esencial para comprender nuestra experiencia humana.


Incorporar el cuerpo en las terapias, y no solo la mente, facilita que la persona entienda su malestar en su conjunto, ya que el cuerpo influye directamente en los procesos psíquicos y viceversa.

El cuerpo nos singulariza, nos hace sentir y nos permite relacionarnos. Es un indicador privilegiado de nuestra salud y estado de ánimo. Sin embargo, a menudo nos alejamos, lo escondemos o lo rechazamos. Tomar conciencia de este cuerpo olvidado nos permite habitarlo plenamente.


Cuando decimos que estamos bien, pero que nuestro cuerpo nos duele o está mal, ¿de quién hablamos? ¿O es que no somos también ese cuerpo? El cuerpo no es un simple contenedor, sino que es una parte integral de nuestro ser, una expresión tangible de lo que sentimos y pensamos. Si decimos que estamos bien a nivel afectivo o psíquico, pero sentimos dolor físico, ¿acaso no estamos ignorando que nuestras emociones, nuestras tensiones y preocupaciones se manifiestan de alguna forma en el cuerpo?

La noción de bienestar no puede separarse de la experiencia física. Cuando algo nos duele, el cuerpo se convierte en el vehículo que nos habla, invitándonos a atender lo que no está centrado. La desconexión entre cuerpo y mente puede ser la causa de muchas de nuestras dolencias, y preguntarnos quiénes somos cuando nuestro cuerpo está mal, también es cuestionar cómo nos entendemos a nosotras mismas.


Solemos considerar normal la división entre nuestros procesos mentales y somáticos, pero mente y cuerpo se retroalimentan constantemente; somos una unidad. Una práctica corporal como la Leibterapia Personal facilita la toma de conciencia de esa unidad, promoviendo la observación de cómo se expresa a través de nuestra corporalidad.


Las tensiones y emociones emergen a través del cuerpo. Este no es solo un receptáculo pasivo, sino un aliado activo de nuestra psique. Nuestro cuerpo se convierte en el mapa físico de nuestras experiencias emocionales, buscando las fuentes de su malestar o bienestar. Las corazas que todas llevamos son defensas necesarias en su momento, pero que, al volverse prisiones autoimpuestas, limitan nuestra capacidad de conectar con las demás y con nosotras mismas. Nos mantienen en una zona de confort que, aunque segura, nos priva de la autenticidad y vulnerabilidad necesarias para crecer. Si no desmantelamos esas corazas, la muralla que hemos creado nos aislará, impidiendo que experimentemos el amor y la conexión genuina.


Es fundamental tomar conciencia y aceptar el cuerpo, reconociéndolo como un aliado esencial en nuestra vida. A través de la Leibterapia, podemos aprender a soltar, confiar y permitirnos respirar plenamente. Este proceso no solo implica identificar las tensiones y bloqueos acumulados, sino también la disposición a liberarlos. Al integrar la conciencia corporal, restablecemos una relación más profunda y amorosa con nosotras mismas, liberándonos de las cargas que nos limitan y creando el espacio necesario para la curación y el crecimiento.


El cuerpo también habla
El cuerpo también habla


  • Foto del escritor: Eva Rodríguez Renom
    Eva Rodríguez Renom

El sufrimiento viene dado muchas veces por recuerdos traumáticos e insoportables. Cada nueva experiencia o acontecimiento vivido está contaminado por el pasado.


No podemos deshacer lo que ha sucedido, pero podemos crear escenarios emocionales seguros para hacer frente a algunos de los antiguos y cerrar la cadena de repetición.


El primer paso para vivir una vida más segura y plena es ser capaces de nombrar, sentir e identificar lo que nos pasa internamente. Reconocer lo que sentimos y poner palabras a nuestros sentimientos.


Otro paso importantísimo es incorporar el cuerpo en la terapia, para aprender que aquello que sucedió, ya pasó. Además de analizar tranquila y objetivamente las ideas, sentimientos y emociones que trae el paciente para permitir modular las reacciones automáticas reprogramadas del cerebro emocional.


La autoconciencia física sirve para liberarnos de la tiranía del pasado
¿Qué dice tu cuerpo?

¡Cuántas veces usamos la mente para ocultar lo que nos sucede! Y aquello que escondemos, como si fuera un velo echado sobre la piel, es nuestro propio cuerpo, que recuerda que sigue ahí. ¿Qué dice tu cuerpo?


El consumo elevado de medicamentos, el mal uso y abuso de las drogas, comportamientos autolesivos y el exceso de carga laboral ocultan temporalmente las sensaciones y los sentimientos insoportables, pero nuestro cuerpo tiene memoria y sigue llevando la cuenta.


La terapia funciona cuando nos liberamos del pasado y no mientras sigamos arrastrados hacia él. Es una tragedia cerrarse, ya que también implica hacerlo a fuentes de placer y de alegría vital.

Hemos de ser capaces de vivir en la realidad del presente. Aprender a observar y a tolerar nuestras reacciones físicas para poder repasar el pasado de un modo seguro. Ser capaces de sentirnos seguras con otras personas es fundamental para tener una vida con sentido y satisfactoria.


Por ello, la autoconciencia física sirve para liberarnos de la tiranía del pasado, como ser capaces de considerar nuestro cuerpo con curiosidad en lugar de con miedo. Ese es el camino para volver a adueñarnos de nosotras mismas.

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