- Fabián Ortiz
Una persona asiste al paso del tiempo observando con horror cada nueva marca en su rostro, cada gramo de grasa depositado en su contorno, la pérdida de tersura de la piel, la aparición de una cana que se suma en silencio a sus congéneres. Un terrible dÃa, después de una considerable inversión de dinero en productos cosméticos, la persona no lo soporta más (no se soporta más) y corre a una clÃnica para que le digan cuántos cortes y cuántos euros serán necesarios para reparar lo que considera estropeado. El valor de lo bello está sólo en relación con nuestra percepción, asà que es independiente de su perduración en el tiempo. La persona, ante la idea de que la belleza es perecedera, padece el dolor que causará su desaparición, y asà se priva del goce por lo bello.
