Vivir, como sabemos, es una tarea para la cual no disponemos de un manual de instrucciones. No sé qué hacer con mi vida es una frase que aparece de manera frecuente en la consulta. No hay un abordaje rápido, como tampoco una respuesta fácil, y depende del caso por caso.
Entre las razones y los síntomas más habituales que escuchamos los terapeutas cuando alguien está inmerso en una crisis existencial destacamos los siguientes:
Estoy cansado de vivir en piloto automático o como si fuese un hámster dentro de la jaula, girando sin parar.
No sé qué carrera escoger o qué hacer cuando termine la que estoy cursando.
No sé si aceptar ese trabajo o seguir con el que tengo.
Llevo diez años dedicándome a algo que no me gusta.
No sé qué hacer profesionalmente para que realmente me llene.
Me siento perdido, triste y vacío, sin razón aparente.
No hay nada que me haga ilusión.
Necesito un cambio, pero no sé por dónde empezar.
Cada vez más a menudo siento frustración y estoy muy irascible.
No entiendo por qué sigo con mi pareja.
Lo interesante, sin embargo, es que cuando te planteas que no sabes qué hacer con tu vida, aunque esto se presente de la mano de un malestar difícil de soportar, es significativamente bueno. Supone un paso valiente darle un sentido, un significado y un propósito a tu existencia.
Además, hay algo que empieza a moverse, aunque no tengas ni idea de cómo hacerlo. Lo cierto es que muchas veces solos no podemos, y necesitamos ayuda para zarpar hacia un nuevo rumbo vital. Esta ayuda, orientación, acompañamiento o guía pueden servirte para que empieces a preguntarte acerca de cómo piensas, qué haces, cómo lo haces, para qué lo haces, qué es lo que te supone, qué te resta, etc.
A lo largo de este camino aparecen tus creencias, tu ideología, tus supuestas limitaciones, las frases aprendidas que repites como un mantra. Aparecen, incluso, tus malestares, tus heridas sin restañar, los miedos y las preocupaciones que te llevan al bloqueo, a esas relaciones personales y familiares tan dañinas...
El origen, como vemos, es complejo y profundo. Has vivido durante mucho tiempo de manera poco consciente y has perdido el contacto con quién eres realmente y con tus verdaderos deseos, sepultados por un montón de ideas sobre quién deberías ser y qué deberías querer.
Si te sientes identificado con algo de lo que has leído, te animo a que te tomes en serio para descubrir qué hacer con tu vida. No será mágico ni inmediato. Se trata de un proceso que lleva tiempo y durante el cual vivirás emociones como si montaras en una montaña rusa, pero vale la pena que al menos lo intentes y empieces a plantearte una nueva manera de vivir. ¿No crees?