Desde pequeños nos educan para competir y a establecer barreras mentales fomentando así la discriminación y la exclusión:
¿eres niña o niño? ¿azul o rosa? ¿activo o pasivo? ¿bueno o malo? ¿positivo o negativo? ¿Barça o Madrid?
Las posiciones fijas nos limitan y entorpecen el aprendizaje y el desarrollo. Lo distinto no es malo, todo lo contrario, la diferencia enriquece.
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