En la pareja no hay culpables ni inocentes, sino bailes compartidos, engranajes sistémicos que nos llevan a tomar ciertas posiciones o conductas. No hay justos e injustos, sólo lealtades a nuestros anteriores que nos inducen a repetir patrones.
Muchas personas, en su relación de pareja, sufren por el hecho de tomar a su cargo la culpa y los errores, mientras salvan la cara de su partenaire, que respira aliviado por su inocencia y no tiene que enfrentarse a sí mismo. Y, al revés, personas que culpan desesperadamente al otro para salvar su dignidad y se explayan en su enojo haciendo recaer sobre su pareja todos los males. Nada de esto sirve, ni entonar el mea culpa ni tampoco el tua culpa. Ni culparse ni culpar.
Lo que sí ayuda es entender nuestra coparticipación en los resultados que tenemos y responsabilizarse de ellos, y a ser posible flexibilizarnos y desarrollar opciones nuevas que puedan hacer cambiar el statu quo de la pareja.
Joan Garriga Del libro El buen amor en la pareja
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