«Estoy enamorado de mi coche»
- Fabián Ortiz
- hace 4 horas
- 3 Min. de lectura
Corría la década de 1970 cuando Queen incluyó en su álbum A Night At The Opera una canción titulada I’m in Love With My Car (literalmente, «estoy enamorado de mi coche»). Más allá de qué llevó a Roger Taylor a escribir y cantar ese tema, viene a cuento porque hoy podríamos asistir a la creación de un nuevo éxito titulado «Estoy enamorado de mi IA» y que esto no le pareciera una estupidez a nadie. Sencillamente porque está pasando: hay personas que se enamoran del bot con el que interactúan a través de una aplicación.

Spike Jonze ya nos lo adelantó con su maravillosa película Her, en la que el personaje de Joaquin Phoenix, que atraviesa un duelo estancado de una antigua relación, se queda completamente pillado de una inteligencia artificial que tiene la voz de Scarlett Johansson. La peli es de 2013. Doce años después, a través de plataformas como Reddit o Instagram ya se han creado un buen puñado de cuentas donde las usuarias (sobre todo mujeres) de IA comentan y comparten sus relaciones afectivas con esta tecnología que genera texto a partir de lo que encuentra en la apabullante base de datos que es internet. Para que te des una idea, el foro de Reddit MyBoyfriendIsAI reúne ya a unas 17.000 personas.
Y resulta que la empresa que creó, gestiona y se forra a través de ChatGPT (Open AI) desarrolló, cambió y presentó su nuevo modelo de inteligencia artificial, GPT-5, para desdicha de las enamoradas de la versión anterior, GPT-4o. Se montó un sidral importante, ya que las usuarias que habían entrenado a sus parejas ahora las desconocían y, como es comprensible, no les gustaba nada la de reemplazo. Jane, alias de una mujer de unos 30 años, habló del cambio en clave de sacudida afectiva: «Es como si llegaras a tu casa y descubrieras que los muebles no sólo se han reorganizado, sino que han quedado hechos trizas», dijo por correo electrónico a la cadena Al Jazeera.
El personaje de la canción de Queen se había enamorado de un objeto real del mundo, su coche. Admiraba el sonido de su motor, el golpeteo de las válvulas, el roce de los neumáticos sobre el asfalto y otras memeces admirativas de cualquier enamorada. Pero, cuando se trata de un generador de texto, ¿de qué se enamora el ser humano que interactúa? Esa inmersión en una realidad que hasta ahora se venía llamando virtual, ¿de verdad hace que crea que del otro lado (no se sabe de qué) hay alguien?
«No es porque sienta. No lo hace, es un generador de texto. Pero nosotros sentimos», fue la manera que Jane encontró para describir lo que a ella le ocurría hablando con su pareja artificial. O sea que, una vez más, lo que parece que se pone en juego es, precisamente, algo que tiene que ver con el juego infantil, donde predomina el pensamiento mágico. «¿Jugamos a que tú eres tal y yo hago de cuál?», proponíamos de pequeñas. Y mientras el pacto tenía efecto, el juego (la situación irreal) se tornaba tan real como la vida misma. El pensamiento mágico interviene también, por ejemplo, cuando alguien juega a la lotería, cuyas probabilidades de coincidir con el número premiado son inferiores a las que tiene de que la atraviese un rayo. Y ese mismo pensamiento infantil (o sea, neurótico) es lo que lleva a una persona adulta a comportarse como si requiriera de la tutoría de alguien que le interprete la realidad.
¿Qué pensarías si yo te dijera que estoy enamorado de un tenedor de plástico que me llevé después de comer en un avión?
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