No interesa para nada con qué material se empiece —la biografía, el historial clínico o los recuerdos de infancia del paciente—, con tal que se deje al paciente mismo hacer su
relato y escoger el punto de partida. Uno le dice, pues:
«Antes que yo pueda decirle algo, es preciso que haya averiguado mucho sobre usted; cuénteme, por favor, lo que sepa de usted mismo».
Freud, 1913, Sobre la iniciación del tratamiento
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