En estos momentos tan complejos que nos ha tocado vivir, extensible, antes del COVID y sobre todo para cultivarlo, hay personas que por su gravedad no pueden comunicarse, y con mayor motivo necesitan una presencia humana a su lado. Acompañar a los enfermos consiste en estar junto a ellos, muchas veces en silencio y tiene, sin duda, interesantes efectos calmantes.
El psicoanalista W. R. Bion utiliza una hermosa expresión para calificar este tipo de acompañamiento, «ensoñación maternante». .../... «Muchas personas que he encontrado sentadas a la cabecera de los enfermos terminales se sienten inútiles e incómodas en su situación: tener que estar allí sin poder hacer nada. Algunos cuidadores, no obstante, han comprendido que esto también cura».
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