La vida es una constante toma de decisiones. Las razones por las cuales a ciertas personas les cuesta tomar decisiones son varias. Algunas de ellas pueden ser:
piensan que se van a equivocar;
no confían en sí mismas;
están más pendientes de la opinión y la aprobación de los demás que de la suya;
tienen problemas para asumir responsabilidades;
buscan primero estar bien seguras de la decisión que van a tomar;
no tienen claros sus objetivos o lo que quieren lograr.
La orientación profesional puede ser de gran ayuda cuando el proceso parece demasiado complejo para abordarlo a solas.
Cuando pedimos ayuda profesional empezamos a ser parte activa de aquello que nos ocupa y preocupa y, cómo no, fortalecemos la seguridad y la confianza en nosotros mismos.
Aprendemos, además, a reconocer nuestras propias limitaciones, dificultades e inseguridades; a ser conscientes de aquellas creencias que nos dificultan el crecimiento; a aceptar los errores como parte natural del proceso y, entre otros aspectos, a relativizar.
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