Los grandes cambios muchas veces se producen en la más absoluta quietud. Y es precisamente desde la calma interna en la que se vislumbra un cielo de silencio y un auténtico bienestar.
Eva RodrÃguez Renom
Los grandes cambios muchas veces se producen en la más absoluta quietud. Y es precisamente desde la calma interna en la que se vislumbra un cielo de silencio y un auténtico bienestar.
Este ejercicio lo puedes hacer tumbado o sentado, lo que prefieras.
Ponte ropa cómoda.
Busca un lugar tranquilo. Puede ser la habitación de tu casa, en un parque, cerca del mar.
Cierra los ojos y respira profundamente varias veces.
Mantén tu atención en la respiración. La respiración no hay que forzarla, déjate respirar por ella.
Notarás que al principio hay mucha actividad mental, muchos pensamientos, mucho ruido.
Cuando tus pensamientos te invadan, redirige tu atención en la respiración. No luches para que tus pensamientos desaparezcan, ni pongas resistencia.
Céntrate en tu respiración y sé consciente que tus pensamientos están aquÃ, aparecen y quieren llamar tu atención, quieren distraerte. Intenta no hacerles demasiado caso.
Recuerda: no eres tus pensamientos.
Vuelve y mantén tu atención en la respiración. Relájate poco a poco y permite que los espacios sean cada vez más largos. A medida que vayas reforzando tu estado de atención en el silencio, los pensamientos irán disminuyendo.
Siente y pon tu atención en el silencio.
Respira profundo y agradece.
Este tiempo para ti lo puedes emplear al menos una vez al dÃa.
«Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira.
Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento.
No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podrÃa estropear más la situación.
La mayorÃa no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mismos, sino perseguir a esa persona para atacarla.
Pero si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego, y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si lo haces, tu
casa se quemará mientras te dedicas a atraparle».
Thich Nhat Hanh