La demanda de bastantes padres en creer que su hijo debería acudir a un psicólogo es consecuencia, la mayoría de las veces, no del niño, sino de la salud emocional, problemas cotidianos, falta de tiempo, estrés, recursos, etc. de los padres hacia sus hijos. Quizás quienes necesiten acudir a un profesional son papá o mamá y no el niño.
Nuestra vida es un viaje. Un viaje compartido y también en solitario.
Un viaje que suele tener numerosos obstáculos, pero que en última instancia será necesario atravesar esas dificultades y seguir adelante con cada paso que hagamos, por muy complicado que sea. El objetivo, según el ritmo y las particularidades de cada uno, es poder conquistar ese gran trayecto de nuestra Gran Vida.
Para ello hay que ser valientes, estar dispuestos a cambiar, salir de la zona de confort y, entre muchos otros aspectos, adoptar una actitud de apertura para aceptar nuevas ideas y así olvidar las antiguas. No es fácil, pero quién dijo que la vida lo sea.
El camino que nos lleva al autoconocimiento sanador implica dejar atrás ideas preconcebidas, creencias, miedos e historias limitantes. Ser capaces de vernos distintos y atrevernos a pensar de otra manera, ahí es cuando empieza el aprendizaje y el crecimiento.
Cuando se está abierto al desaprendizaje, el verdadero aprendizaje tiene lugar. Muchas de las ideologías que manejamos y que creemos conocer son las que muchas veces nos impiden avanzar.
Poco a poco, con trabajo y con ayuda, aquello que nos sobra y nos limita nos acercará a vivir una Vida más plena y auténtica.
¿Te atreves? ¿Te acompaño?
Todo está clavado en la memoria, espina de la vida y de la historia. Quitarse una espina es darle al recuerdo la posibilidad de restañar las heridas. Y se empieza por hablar de ello.
