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Terapias combinadas para una Vida Plena
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¡Estamos de estreno en el canal de Vida Plena en YouTube! En esta segunda temporada del podcast Vivir es fácil (con los ojos cerrados) no sólo cambiamos el fondo musical, sino también los contenidos: la relación de pareja será la protagonista en exclusiva de una larga serie de episodios.


De la mano de Fabián Ortiz, psicoanalista y terapeuta integral de Vida Plena, nos adentraremos en lo que unos humoristas, allá por los años 1990, designaron como «el apasionante mundo de la pareja». Algunas de las temáticas que abordaremos tendrán que ver con la creencia de que todo ser humano necesita una pareja, con las personas que acumulan vínculos amorosos de pareja como si fueran una sustancia de consumo, de su dependencia emocional, las infidelidades, las relaciones que se alargan en el tiempo aun cuando no funcionan para ninguno de los dos, el sadismo y el masoquismo en la pareja, el ghosting, la mitología amorosa... y muchas otras.


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¡Nos vemos en YouTube!


Una pareja une sus manos sobre la cama
La relación de pareja protagoniza la segunda temporada del podcast

Un plátano y una papaya
Enrollarse, tocarse ahí, hacerlo, tener sexo...

Una persona joven consulta porque, cuando ronda los veinte años, sigue teniendo temor ante su primera relación sexual genital completa y compartida. Habla de sus escarceos con otras jóvenes de la siguiente manera: «Nos enrollamos», «me tocó ahí», «tuvimos sexo», «hicimos petting pero no quise seguir», «fantaseo con poder hacerlo la primera vez con un amigo, alguien con quien no me comprometa»... Aunque el psicoterapeuta le invita a precisar su manera de expresarse, sigue vadeando la cuestión con idénticos eufemismos. El empobrecimiento del léxico entre las personas jóvenes es una preocupante señal de su hambruna anímica, que viene a sumarse en muchos casos a la hambruna económica. Vivir en un mundo donde los únicos estados anímicos posibles son estar agobiado, tener ansiedad o encontrarse bien, sin más, donde las relaciones amorosas consisten en enrollarse, tocarse ahí, tener sexo (como si existiera alguien que no tenga sexo) o hacer petting es limitar a esas expresiones toda una constelación de vivencias, afectos y pensamientos que resultan imposibles. Enrollarse, tocarse ahí, hacerlo, tener sexo... son eufemismos, desvíos, rodeos para no nombrar algo que se intenta evitar. Renunciar al nombre de las cosas es el primer paso para acabar renunciando a las cosas mismas. Si nos quedamos sin la palabra seremos más pasivas y, con gran probabilidad, más fácilmente sometidos a los dictados del mercado y al poder del otro.


Un hombre mira el teléfono móvil de una mujer mientras ella duerme
«Me quiere mucho, es su manera de amarme»

Una persona mantiene una relación amorosa con otra, de la que se queja amargamente porque la hace víctima de unos celos enfermizos. «Es así porque me quiere mucho, es su manera de amarme», la justifica. Henri-Pierre Cami escribió su Historia del joven celoso acerca de aquel que, preocupado porque los ojos de su amada miraban a todo el mundo, porque con sus manos podía hacer gestos de invitación y seducirlos, porque podía hablar con otros y sonreírles, porque podía marcharse de su lado, le arrancó los ojos, le cortó las manos y la lengua, la dejó sin dientes y, por fin, le cortó las piernas. «De este modo —se dijo— estaré más tranquilo». Y entonces dejó de vigilar de manera enfermiza a la joven amada, porque así, en su lamentable estado, ya nadie la desearía. Hasta que un día volvió a casa y no la encontró: había desaparecido, secuestrada por un exhibidor de fenómenos de circo.

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