Eva RodrÃguez Renom
La duda ha sido y es una luz que señala el horizonte a perseguir, a sabiendas que a cada paso se alejará otro, y es por eso mismo un excelente motor de búsqueda.

La duda ha sido y es una luz que señala el horizonte a perseguir, a sabiendas que a cada paso se alejará otro, y es por eso mismo un excelente motor de búsqueda.
«Mantén las manos abiertas, y todas las arenas del desierto podrán pasar a través de ellas. Mantenlas cerradas y todo lo que podrás sentir será un poco de arena».
Taisen Deshimaru
Un joven buscaba al gran maestro de kendo (esgrima japonesa) para convertirse en su discÃpulo. El maestro aceptó: «A partir de hoy —le dijo—, irás cada dÃa a cortar madera al bosque y sacar agua del rÃo». «El joven lo hizo durante tres años; al cabo de ellos consultó a su maestro: «He venido para aprender esgrima y hasta ahora ni siquiera he traspasado el umbral de vuestro dojo». «Está bien —respondió el maestro—, hoy entrarás. SÃgueme. Ahora da la vuelta a la sala caminando delicadamente sobre la orla del tatami (alfombra de hebras de arroz) sin sobrepasarla nunca».
El discÃpulo practicó el ejercicio durante un año; finalizando este tiempo se encolerizó violentamente y dijo: «Me voy, no he aprendido nada de lo que he venido a buscar». «Hoy —le contestó el maestro—te daré la última enseñanza. Ven conmigo».
El maestro condujo a su discÃpulo a la montaña. Pronto se encontraron delante de un precipicio. Un simple tronco de árbol colocado encima del vacÃo hacÃa las veces de pasarela.
«Bien, atraviesa» dijo el maestro a su discÃpulo. Sobrecogido de terror y vértigo ante la visión del abismo, el joven se quedó paralizado.
En aquel momento llegó un ciego, y sin dudar, palpando a tientas con su bastón, camino por la ligera pasarela y atravesó tranquilamente. No hizo falta mas; el joven despertó y abandonó absolutamente el miedo a la muerte. Se lanzó con Ãmpetu por encima del vacÃo y se encontró en la otra orilla.
Su maestro le gritó: «Posees ya el secreto de la esgrima, abandonar el ego, no temer la muerte». Cortando madera y extrayendo agua cada dÃa se te ha desarrollado una fuerte musculatura, caminando delicadamente por la orla del tatami has adquirido la precisión y el cuidado en el gesto. ¡Adelante! Serás en cualquier lugar el más fuerte.
La practica del Zen, Taisen Deshimaru