Una persona puede cambiar si es capaz de enfrentarse a ella misma. Allí es donde radica el cambio, aunque sea una de las tareas más difíciles de llevar a cabo. La terapia puede ayudar en emprender ese viaje.

Una persona puede cambiar si es capaz de enfrentarse a ella misma. Allí es donde radica el cambio, aunque sea una de las tareas más difíciles de llevar a cabo. La terapia puede ayudar en emprender ese viaje.

El sesgo positivista de ciertas propuestas de autoayuda debería hacernos desconfiar.
Promueven una sociedad hecha de gente alegre, feliz, positiva, buena, que se conseguiría a base de que cada individuo ejercite la alegría como si fuese un músculo que se puede entrenar. O sea, una sociedad que se niega el derecho a la tristeza, a la angustia, a otros afectos tan humanos y tan necesarios como el sentirnos alegres.

- Perdón, no quería hacerte daño.
- No me sirve.
- Eso se llama rencor.

- Mira: tira ese plato al suelo. Recoge los trozos. Pégalos. ¿Está igual que antes de que lo rompieras?
- No.
- Pues eso.
Ejemplo de algunas relaciones humanas (demostración práctica).