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Terapias combinadas para una Vida Plena
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«Hace años, un estudiante le preguntó a la antropóloga Margaret Mead cuál consideraba ella que era el primer signo de civilización en una cultura. El estudiante esperaba que Mead hablara de anzuelos, ollas de barro o piedras de moler.


Cuidar y amar
Ayudar

Pero no. Mead dijo que el primer signo de civilización en una cultura antigua era un fémur que se había roto y luego sanado. Mead explicó que en el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No puedes huir del peligro, ir al río a tomar algo buscar comida. Eres carne de bestias que merodean. Ningún animal sobrevive a una pierna rota el tiempo suficiente para que el hueso sane.


Un fémur roto que se ha curado es evidencia de que alguien se ha tomado el tiempo para quedarse con el que se cayó, ha vendado la herida, le ha llevado a un lugar seguro y le ha ayudado a recuperarse. Mead dijo que ayudar a alguien más en las dificultades es el punto donde comienza la civilización».


Ira Byock



-No usar mentiras.


-Si no se sabe cómo explicar algo, confesarlo.


-No usar eufemismos (es un ángel, se ha marchado...). No es adecuada esta interpretación de que la muerte no es definitiva y, por lo tanto, la considere como una solución a un problema.


-No relacionar la muerte con un sueño («... está durmiendo»), pues puede provocar problemas para dormir.


-Expresar las emociones (pena) delante del menor.


-No alagar el tiempo para dar la noticia.


-No se debe obligar al niño a que acuda al velorio o entierro, pero tampoco debe prohibírsele. De todas formas, es recomendable que se realice con él algún tipo de ceremonia, como acudir a un templo, visitar la tumba, poner flores o encender velas.


-Informar a la escuela del suceso para que los profesores actúen en consecuencia.


-En la vivienda deben dejarse algunas fotografías del fallecido para que el niño no sienta una separación total y pueda recordar a su familiar. Sin embargo, debe evitarse dejar los objetos y pertenencias del fallecido como si este estuviese a punto de regresar.


Señales que indican necesidad de ayuda profesional

-Pérdida de interés por actividades durante un período prolongado.


-Insomnio duradero.


-Pérdida de apetito.


-Miedo de separación.


-Regresión a conductas propias de una edad más temprana. Es cierto que esta manifestación es normal en un principio (enuresis, hablar como un bebé...). Sin embargo, será su persistencia lo que debe preocuparnos.


-Imitar la conducta del ser fallecido (ejemplo suplantación del hermano).


-Expresar el deseo de irse con el fallecido de forma reiterativa.


-Aislamiento, disminución de las interacciones con grupos de iguales.


-Problemas escolares prolongados.


Marckan (1997).


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¿Cómo informar a los niños del fallecimiento de seres queridos?

En su libro sobre la filosofía antigua, Pierre Hadot escribe:


«La sabiduría era un modo de vida que aportaba tranquilidad al alma, libertad interior, consciencia cósmica. La filosofía se presentaba, ante todo, como una terapéutica destinada a curar la angustia».

Desde la filosofía helenística, la Ataraxia es la ausencia de turbación que demuestra una disposición orientada al equilibrio de las emociones gracias al logro de la paz interior. La ataraxia sería el fin último de conseguir una felicidad plena sin perturbaciones exteriores.

En estos días tan extraordinarios que nos ha tocado vivir, cultivemos, en la medida que nos sea posible, la paz del alma (ataraxia).


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La paz del alma


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