top of page
Terapias combinadas para una Vida Plena
Buscar

«Ningún poder de la tierra podrá arrancarte lo que has vivido. Lo que hemos sentido, sufrido o amado, permanece en nosotros. Haber sido es también una forma de ser, y quizá la más segura». Viktor E. Frankl


Persona caminando por campo de arroz al amanecer
Tu vida tiene sentido

Tu vida tiene sentido. No porque siempre sea fácil o clara, sino porque cada experiencia, cada dolor, cada alegría, deja una huella que nadie puede borrar. Incluso los momentos más oscuros forman parte de tu historia.


Encontrar sentido requiere coraje. Requiere mirarte a ti mismo sin máscaras, aceptar tus heridas y tus dudas. A veces parece imposible, y eso está bien. No hay atajos. Pero cada instante vivido con conciencia es un ladrillo en la construcción de tu vida.


El sentido no está solo en los grandes logros. Está en lo cotidiano: en cómo decides amar, en cómo afrontas la pérdida, en cómo eliges levantarte después de caer. Está en cómo respiras, observas y te permites sentir. Incluso los silencios y las preguntas sin respuesta tienen algo que enseñarte.


Aprender a vivir es aprender a estar presente. Es aprender a perder la vergüenza que nos limita, a crecer en la sencillez, a mirar a los demás y a la naturaleza con respeto. Es aprender a reconocer tus miedos y a caminar a pesar de ellos. Cada emoción, cada experiencia, cada paso importa.


Viktor Frankl encontró sentido donde parecía imposible. Neurólogo y psiquiatra austriaco, sobrevivió a Auschwitz y Dachau. Su obra, El hombre en busca de sentido, nos recuerda que incluso en el sufrimiento más profundo, la vida puede ser significativa.


Hoy, tu vida también tiene sentido. Puede que no lo veas completo, pero cada elección, cada sentimiento, cada momento que atraviesas te acerca a él. Observa. Siente. Actúa. Reconoce que tu existencia, con todas sus luces y sombras, importa más de lo que imaginas.



El sufrimiento viene dado muchas veces por recuerdos traumáticos e insoportables. Cada nueva experiencia o acontecimiento vivido está contaminado por el pasado.


No podemos cambiar lo que sucedió, pero sí podemos crear espacios emocionales seguros desde los que enfrentar esos recuerdos y romper el ciclo de repetición.


El primer paso hacia una vida más plena y segura es aprender a identificar, sentir y nombrar lo que ocurre en nuestro interior. Reconocer nuestras emociones y ponerles palabras es un acto profundo de autocomprensión.


Otro paso crucial es integrar el cuerpo en el proceso terapéutico. Es necesario enseñarle a nuestro organismo que aquello que nos hirió, ya pertenece al pasado. A través de un trabajo consciente y sereno con los pensamientos, emociones y sensaciones corporales, es posible desactivar las respuestas automáticas que quedaron grabadas en nuestro cerebro emocional.


El cuerpo no olvida


La autoconciencia física sirve para liberarnos de la tiranía del pasado
¿Qué dice tu cuerpo?

¿Cuántas veces recurrimos a la mente para ocultar lo que nos sucede? Sin embargo, lo que intentamos reprimir se manifiesta en el cuerpo, que recuerda y expresa lo que aún no hemos resuelto. ¿Qué dice tu cuerpo?


El consumo elevado de medicamentos, el mal uso y abuso de las drogas, comportamientos autolesivos y el exceso de carga laboral ocultan temporalmente las sensaciones y los sentimientos insoportables, pero nuestro cuerpo tiene memoria y sigue llevando la cuenta.


El proceso terapéutico es verdaderamente transformador cuando logramos liberarnos del pasado, no mientras seguimos atrapados en él. Cerrarse al dolor implica también cerrarse a las fuentes de placer y de alegría vital.


Vivir en el presente


Debemos aprender a habitar el presente. Observar y tolerar nuestras reacciones físicas nos permite revisar el pasado de manera segura. La capacidad de sentirnos seguras en compañía de otras personas es esencial para construir una vida plena y con sentido.


En este camino, la autoconciencia corporal es una herramienta poderosa. Nos ayuda a liberarnos de la tiranía del pasado y a mirar nuestro cuerpo con curiosidad y aceptación, en lugar de con miedo.


Este es el camino para volver a ser dueñas de nuestra vida, con autenticidad y libertad.

¿Por qué cuerpas, así, en femenino?


En el ámbito del feminismo, la palabra cuerpas se utiliza para referirse a los cuerpos de las mujeres, en un movimiento que apunta a poner de relieve la autonomía, el reconocimiento y la celebración de la diversidad de estos cuerpos. No es simplemente una referencia al cuerpo como objeto, sino una invitación a la reflexión crítica sobre la cultura del cuerpo y su impacto en las mujeres.


Y como este artículo va sobre los cuerpos de las mujeres, pues entonces hablaremos de cuerpas.


Maniquí de cuerpo femenino
Las cuerpas femeninas no aspiran a ser los cuerpos normativos

«Ahora lo que se lleva es el estilo de vida saludable, el pilates, el healthy lifestyle, y está muy bien, pero también te hace sentir que si no estás en esa onda, estás haciendo algo mal. En mi grupo de amigas —somos doce chicas— hablamos mucho de esto. Nos decimos: “Sé que no debería sentirme así, sé que todo está bien, pero me da igual, me siento mal”. Y eso también es duro». Lo decía este domingo 1 de junio la joven actriz Nicole Wallace, en una entrevista para el diario La Vanguardia. La entrevista tenía lugar a propósito de un posado de Wallace para poner su cuerpa al servicio de mostrar trajes de baño.


El párrafo resume con precisión lo que mujeres y hombres, pero sobre todo ellas, sufren diaria y progresivamente como presión social que se convierte en presión interna, subjetiva: convencerse de que lo que viene señalado desde afuera como mandato sobre sus cuerpas —tienes que ir al gimnasio, comer sano, etc.— es, en realidad, su propio deseo. O, como me decía la semana pasada una persona a la que atiendo: «Pago el gimnasio y no voy, y porque lo pago al menos me siento menos culpable».


Las cuerpas femeninas no aspiran a ser los cuerpos normativos, los que propone y luego impone el heteropatriarcado, sino escenarios de diversidad y singularidad. Las cuerpas femeninas huyen del estereotipo sociocultural, de los anuncios de tampones y compresas donde el flujo vaginal o la regla son vergüenzas que deben ocultarse, del binarismo que conduce a señalar como marimacho, bollo o camionera a quien decide no depilarse, no teñirse, no maquillarse como una chica o vestirse como le da la gana, porque no comulgan con las tecnologías de género, del machismo que señala la disidencia femenina como mera reacción histérica, patologizando la diferencia, señalando cualquier malhumor como el efecto de la malfollada...; las cuerpas persiguen el ideal (como horizonte hacia el cual dirigirse, como utopía movilizadora deseante) de descolonizar esos territorios que tradicional e históricamente han sido apropiación indebida de los hombres.


Tal vez tú también estés colonizada y creas que deseas eso que te impone el heteropatriarcado. Tu grupo de amigas posee su influencia sobre el asunto. ¿Te atreves a proponer hablar del tema en la próxima reunión con ellas? ¿O también te han colonizado el uso de la palabra?

Suscríbete a nuestro blog

¡Gracias!

  • Youtube
  • Whatsapp
  • Icono negro LinkedIn
  • Instagram

             Psicoterapeutas | Psicoanalistas | Terapeutas integrales

  Psicóloga en Barcelona 

© 2025  Vida Plena |

bottom of page